el accidente de una golondrina
- diego fernando gutama
- 9 nov 2020
- 1 Min. de lectura
Sutil herbívora,
exacta es la ruta,
más precisas tus alas
que eligen ser y no estar.
Te avientas en sutil revuelo
por las franquicias del misterio,
encajas en un aterrizaje ligero
y de por si engalanas con tu anticuado criterio.
Amaneces hoy entre niebla y una crónica roja entre las sábanas,
no puedes respirar bien y el tránsito se apilada,
tropiezas con la sorpresa de una flor,
que te engulle entre saborizantes artificiales.
Destapas el acceso al mejor secreto para curar el dolor,
y el silencio profundo emana detrás de los cristales,
es la ausencia de esa luz,
un sonido que ya no está,
sólo la voz de la nada,
y una pastilla bajo la almohada.
Precipitadamente la gravedad solapa tus alas
y en crónica roja tu rostro de portada,
yace a tu lado una vieja lámpara,
que adormece los efectos de una predecible tormenta,
arrancas el aura de tu alma en instantes,
pero en el piso queda tu marca inconstante.

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